lundi 1 octobre 2007

Venoco - Nos están poniendo una camisa de fuerza para producir

Nos están poniendo una camisa de fuerza para producir. Cada vez nos restringen más, nos exigen más informes, más esto y más aquello. Además, aquí hay una política de puertos abiertos, que está ocasionando un decrecimiento asombroso del parque industrial venezolano, mientras que las divisas para las importaciones se otorgan ágilmente”, observa Pedro Salom Power.

El prestigioso industrial hizo la afirmación durante la presente entrevista, realizada con motivo de haber dejado la presidencia de Venoco, cargo al cual dedicó 23 años de los 46 que lleva en la mencionada empresa.

Pedro Salom Power, de 72 años, es ingeniero químico, egresado en 1957 de la Universidad de Tulane, Nueva Orleans, Estados Unidos, con estudios avanzados de Gerencia en la Universidad de Harvard. Presidió la Cámara de Industriales del Estado Carabobo y la Fundación Tecnológica de Seguridad Integral. Ha sido director del Consejo Venezolano de la Industria, de Fedecámaras y de la Asociación Venezolana de la Industria Química y Petroquímica. Desde agosto de este año es consultor de Industrias Venoco, sin separarse de esta empresa a la que ha dedicado gran parte de su vida.

- ¿Qué pasó en Venoco? ¿Estaba cansado o hubo otras razones para que usted se separara de la presidencia? ¿Usted sigue siendo accionista de la empresa?

- Cuando Julio Sosa Rodríguez creó la empresa, tenía la política de que sus ejecutivos fueran accionistas de Venoco. Estoy hablando de 1970. A fin de año, cuando nos daban el bono, había la opción de que pudiéramos comprar acciones a valor nominal, que era un buen negocio.

- Fallecido el fundador, entró un equipo gerencial de los accionistas más importantes: Seguros Orinoco y HL Boulton, los cuales vendieron a los nuevos accionistas de Venoco, que son Franklin Durán y Carlos Kauffmann.

- Cuando Seguros Orinoco y HL Boulton fueron a vender, aceptaron la proposición de los nuevos accionistas de comprar la totalidad de las acciones, pensando que había un chiripero que teníamos acciones y que no fuéramos a quedar guindando, con voto pero sin voz. Todos vendimos a precios razonables.

- Los compradores preguntaron, a los 20 que manejamos a Venoco, que si ellos compraban, nosotros nos quedábamos. La respuesta fue positiva. Nos dijeron que no harían cambios, porque les gusta la compañía completa. Entonces ¿si no está roto, para qué componerlo? Así fue.

- Ellos entraron, pusieron una persona de su confianza. Yo me quedé un tiempo para asegurarme de la medida en que podía colaborar para que la transición fuera sana y bien lubricada. Funcionó bien. Me pareció que era hora de que yo pasara el testigo y la persona indicada era Ricardo Barreto, quien trabajó al lado mío durante 46 años.

- Me propusieron que fuera presidente de la junta directiva o consejero. Pero consideré que son títulos que, de alguna manera, involucran a uno con la empresa. Preferí ser consultor porque si me consultan opino y no estoy metido en el negocio. No quiero interferir, molestar o fastidiar.

- Cuando yo entré a Venoco venía de la Petroquímica, y Ricardo era un estudiante de Ingeniería Química que hacía una pasantía sobre grasas lubricantes y se quedó allí.

- Ricardo Barreto conoce la compañía tan bien como yo, de modo que estoy seguro de que hay una buena transición. Venoco no ha cambiado nada. El trato al ser humano es fundamental para tener un buen equipo que respalde. Uno es tan bueno como el equipo que nos respalde y Venoco tiene ese gran activo.

- ¿Hay problemas sindicales en Venoco?

- El sindicato tiene que ser nuestro colaborador, no un contrincante. Si logras una comunicación adecuada con el sindicato, como hemos tenido en Venoco, se funciona bien, porque no hay el desgaste de pelear con una cosa que debe existir. La mano de obra es indispensable.

- Venoco, en 46 años, ha tenido un paro de media planta durante dos horas. Yo aprendí que el sindicato es un factor fundamental en el manejo de una compañía. Esa es una realidad absoluta. Cuando tienes una masa laboral, se necesita un interlocutor válido y creíble, que es justamente la directiva del sindicato.

- Usted ha informado que ahora se va a dedicar a pensar para Venoco, ¿cómo es su proyecto?

- Entre lo que yo sueño y la realidad, hay 300 millones de dólares. En los próximos tres años quiero arrancar del kerosén que se produce en las refinerías de Amuay y Cardón, en el Estado Falcón, para quitarle la parafina y convertirla en olefina, que actualmente se importa para fabricar detergentes. Para ello tenemos que montar una planta con una inversión de más de cien millones de dólares.

- La olefina que vamos a obtener, la convertiremos en alquilbenceno para vendérselo a las jaboneras venezolanas o enviarlas para Colombia, en gandola, o al Ecuador y Perú, en barcos.

- Lo importante es que tenemos un equipo gerencial muy bien armado a través de los años, con el cual me he sentido bien. Es competente, hábil, astuto, dedicado a la empresa y a su trabajo. El 40 por ciento de nuestro personal tiene formación profesional universitaria y técnica, porque hemos ido subiendo la calidad satisfactoriamente.

- ¿Cuál es su opinión de la serie de leyes que regulan las actividades del sector empresarial?

- La Lopcymat complica la vida y la Lopna establece limitantes que son cuesta arriba. Me explicaba Ricardo Barreto que, en Venoco, vamos a tener que poner tres analistas, única y exclusivamente dedicados a asegurarnos que estemos haciendo las cosas que nos exigen las leyes, que cada día hay más.

- Nos están poniendo una camisa de fuerza. Cada vez nos restringen más, nos exigen más informes, más esto y más aquello. Piden entrenamientos, cuando nosotros entrenamos a la gente antes de que nos lo digan. Para ello creamos la escuela artesanal Jesús Obrero, mediante un acuerdo con el Ince y Venoco, que financiamos porque estamos conscientes de que las empresas necesitan mano de obra especializada.

- La ley Penal del Ambiente exige cosas; algunas tienen lógica pero, a la vez, muchas de ellas son demasiado discrecionales. Venezuela debe ser el país con las mejores leyes pero sin reglamento, por lo cual quien decide es el inspector del trabajo del momento.

- ¿Cómo están con la solvencia laboral?

- Son demasiadas leyes que impactan el manejo de la compañía. La solvencia laboral es mensual. Tú sacas y sigues sacando el permiso. Si no tienes solvencia laboral, estás amarrado, porque no puedes negociar con el Estado ni ofertar. Si vas a una licitación con Pdvsa tienes que llevar una serie de recaudos, complementarios a la oferta formal, para demostrar que estás cumpliendo con conceptos y principios impuestos por las leyes.

- Es tremendamente complejo lo que está pasando. Y lo malo es que están obligando a meter tres o cuatro personas en la empresa y es una gente que no rinde, porque su función no es productiva sino burocrática, para cumplir con la información que se debe pasar, mensualmente, al gobierno. Eso cuesta más dinero y, sin embargo, se pierde competitividad. La mitad de lo que Venoco fabrica es exportado. Es la industria del país más fuerte en exportación, del ramo químico y petroquímico.

- Venoco manda a Colombia una gandola diaria de alquilbenceno, materia de los detergentes, para que en Medellín la conviertan en Ace, Ariel o Fab.

- Da la impresión de que el Gobierno Nacional prefiere las importaciones a las exportaciones.

- Yo no afirmaría eso. Pero, de acuerdo a la lógica, si a mí me complican la vida para exportar y hay facilidades para la economía de puertos, me cambio e importo. Si tengo que cumplir con esta ley y con aquella, es más fácil importar. Además, las divisas se consiguen ligerito.

- Aquí hay una política de puertos abiertos. Si vemos esto, de aquí a diez años habrá un decrecimiento asombroso del parque industrial venezolano, porque aquí hay una acción de pinzas. Por un lado, hay una política bastante ágil de atención de divisas y de importación de materias primas. Esto crea un ambiente difícil para producir en Venezuela.

- Quien se está favoreciendo con esta política es Colombia, porque si un inversionista no es bien recibido y se le ponen todas las trabas para poner a producir su capital, se va al país vecino, donde se le dan todas las facilidades. En Venezuela establecer una planta nueva es complicado. Mantener operaciones de las plantas existentes no es sencillo.

- ¿Desde su punto de vista, favorece o perjudica a Venezuela su salida de la Comunidad del Pacto Andino?

-A mí no me gustó. Me parece que estamos pegando brincos, metiéndonos en una piscina de agua helada sin haber tomado primero la temperatura.

- Fue una decisión que se debió tomar con calma. Se hizo por razón política y no por razón de mercado o económica. ¡Dios mío!, ¿cómo se hizo eso si nuestro socio natural es Colombia, porque es nuestra frontera? Si bien es cierto que la frontera con Brasil es más grande, nos queda muy lejos, con una selva por medio que es una barrera del demonio.

- Un envío de Puerto Cabello a Río de Janeiro demora dos o tres semanas. En cambio, un envío a Colombia tarda un día. Además, tenemos una ventaja competitiva formidable, el cliente no tiene por qué tener inventario. Cuando le llega la gandola no tiene más que enchufar y convertir lo que enviamos, en producto terminado. Un inventario de importación puede ser mil toneladas, lo cual es un millón de dólares.

- ¿Qué ventajas le puede dar a Venezuela estar en Mercosur? Eso está muy lejos. ¿Qué le vendemos a Argentina siendo economías muy parecidas? Brasil es un gigante. Afortunadamente, tenemos el Matogrosso atravesado porque si no, nos invaden. Brasil es un gigante económico.

- ¿Cómo nos vamos a defender si los brasileños deciden hacer un domingo en Venezuela, con el mercado abierto, sin pagar aranceles. Es un matrimonio muy desigual entre un gigante con una enana. Tenemos que repensar el asunto porque, como estamos, eventualmente pueden ir liquidando a la industria venezolana.

Venoco

Venoco no es Venezuela Oil Company. Es la abreviación de Venezuela y Orinoco. Se funda en 1958, como primera compañía privada para fabricar un producto que se importaba o fabricaban, en Paraguaná, las petroleras Shell y Creole.

- En esa época el doctor Sosa soñaba con una política petroquímica nacional con la presencia del Estado, como ente rector, tecnología extranjera y gerencia venezolana.

- Esa filosofía de empresa mixta se le presentó al presidente de la República, Raúl Leoni y le gustó tanto que la hizo política oficial del Estado. La primera empresa que se fundó, como empresa mixta, fue Química Venoco C.A., en Guacara, con la participación del Instituto Venezolano de Petroquímica, Shell, Phillips y Venoco.

- La patente era de la Phillips Petroleum. Shell puso la tecnología para exportar los productos; el IVP iba a producir benceno, lo que no ocurrió, y Venoco puso el terreno y la administración. Eso funcionó muy bien.

- La planta se diseñó para producir cuarenta toneladas al día. Hoy la tenemos en 330 toneladas diarias. La tecnología es tan nuestra que la vendimos a Irán, que montó una planta, hace dos años, y está en funcionamiento.

- La tecnología nuestra es compartida con el Instituto Francés de Petróleo, con el que tenemos una sociedad para desarrollar productos específicos del kerosén, al cual le sacan una materia prima para convertirla en alquilbenceno lineal, que vendemos a la Procter y Gamble, Colgate, Lever y Mavesa. Ellos le agregan azufre, barritas energéticas y una caja muy bonita, y hacen los detergentes para lavar la ropa.

- Después empezamos a preguntar cómo hacíamos para integrarnos aguas arriba. Es decir, producir la materia prima que importábamos para hacer detergentes. Pusimos una planta en El Tablazo para producir olefinas, un polímero de tamaño limitado que era enviado a Guacara. Lo único que importábamos era benceno.

- Posteriormente El Palito comenzó a producir benceno. Nuestra integración era total, hasta que llegó el momento en que Pequiven vio que era más negocio convertir la materia prima que les comprábamos, en plástico.

- Desde hace varios años estamos importando esa materia prima de Europa, de la India y de Estados Unidos. Posteriormente fuimos viendo otras posibilidades de negocios y de inversión. Montamos una planta de envases plásticos con la cual no nos fue bien. En Venoco hemos pegado muchas, pero también hemos tenido unas metidas de pata importantes. Ahora estamos haciendo mejor las cosas. Estamos en proceso de instalar una planta nueva aguas abajo, que va a tomar lo que fabrica la planta de alquilación y la vamos a convertir en un producto más cerca de los detergentes, para vendérselo a las jaboneras (El Carabobeño, 17/09/2006, Alfredo Fermín).-

1 commentaire:

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